sábado, 13 de abril de 2013

LARGARON


¡¡¡ LARGARON ¡!!
Así  marcamos el inicio de una nueva campaña electoral, el 4 de enero de 2013 y que culmina el14 de febrero, tres días antes de las elecciones, el 17 del mismo mes y año.
Es un acto cívico importante para esta democracia, imperfecta todavía, pero que ha alcanzado por  lo menos la estabilidad necesaria, en contraste con los últimos gobiernos que la precedieron y que fueron efímeros o fugases en el poder de esta aparentemente ingobernable nación. 
Luego de superada la crisis política originadas por las “firmas falsas”, que puso en vilo a algunas candidaturas y marginó a otras…Se volvió a recuperar una tímida confianza en el sistema, que alejó en esta ocasión los malos augurios de manipulación a favor de alguien…Ahora depende, de quienes han asumido ante la patria esta grave responsabilidad, hacerlo con transparencia y sin temor ni favor…Un “arbitro vendido”, puede causar una tragedia de incalculables consecuencias, entre ellas: un retroceso, una mala lección y un pésimo ejemplo para el futuro, que necesita consolidar sus instituciones, sobre bases firmes, incólumes y duraderas…
Hay cambios importantes, que deberá estrenar esta nueva democracia: el método D’Hont, como fórmula matemática que define el reparto de escaños para la Asamblea; la reelección inmediata por una sola vez;  y, las elecciones de Asambleístas por “distritos” electorales, por ahora, en Guayas, Pichincha y Manabí….
Lo del método, incidirá en la composición o correlación de fuerzas en la Asamblea, en la que habrá mayor representación de las listas o candidaturas más “votadas”, al contrario de lo que ocurría en el pasado, bajo los métodos de  “Haré”, “Webster” y otras combinaciones, con los que se   garantizaba la participación de las minorías.
La reelección indirecta, nos permite una continuidad en los procesos políticos iniciados; y, finalmente, la elección de representantes por distritos, permite una mayor inmediación y compromiso de éste con la población que lo eligió.
Estas reflexiones las hago a manera de “aperitivo”, que ayude a despertar nuestro “apetito” cívico e interés por convertirnos en ciudadanos participativos y orientadores de la opinión de nuestros semejantes; sembradores de democracia y alentadores del progreso económico y social.
Soy convencido, que las ideologías no ha desparecido aunque muchos traten de negarlas o de renegar de ellas. Existen dos grandes tendencias: “Izquierda” y “Derecha”, como tradicionalmente se lo ha venido considerando desde los inicios del parlamentarismo francés. Dentro de ellas también caben los llamados “populismos” como antítesis de la organicidad política.
Frei Betto, decía: “Ser de izquierda es, desde que esa clasificación surgió con la Revolución Francesa, optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social, inconformarse con toda forma de injusticia o, como decía Bobbio, considerar una aberración la desigualdad social”. La Izquierda se identifica con el cambio social y estructural de la sociedad, y con la mayor participación del Estado principalmente en la economía.
La Derecha en cambio, podemos resumir que: ha estado casi siempre identificada con el sostenimiento del sistema individualista y liberal; el libre mercado; la iniciativa particular y privada; y, la no intervención del Estado en los asuntos particulares, relegándolo al simple papel de gendarme.
Mas allá de la tendencia a la que pertenezcan los candidatos, debemos examinar: su formación, preparación y experiencia en los asuntos públicos; sus antecedentes; su ética política, es decir, su autenticidad y coherencia; su vocación de servicio, privilegiando el interés general sobre el particular o de grupo; sus propuestas y metas; así como su compromiso para gobernar para todos sin exclusiones.
En consecuencia, debemos rechazar: la improvisación; la deshonestidad material, intelectual y moral; la oferta fácil, la mentira y la demagógica; la intolerancia; la ambición desmedida e irracional; el desconocimiento de la realidad nacional e internacional; el regionalismo;  la mediocridad y otros anti valores, no compatibles con un Estadista y político honesto.
Aunque tenemos nuestras percepciones, no queremos contaminar las vuestras, solo nos resta, insistir en la obligación que tenemos de cuidar con celo cívico esta democracia, que siempre ha sido y será, mejor que cualquier dictadura.
Ojalá, los políticos participantes, se pongan de acuerdo en un programa mínimo que siente las bases de un nuevo Ecuador…Resuelva el problema de la POBREZA, con más trabajo, inclusión y bienestar; SALUD, con mayor prevención y cobertura; EDUCACIÓN integral y permanente, para desarrollar mayores oportunidades; DEPORTE, para alejar a la juventud del vicio y la delincuencia; AGRICULTURA, para nuestra seguridad alimentaria; JUSTICIA independiente, que garantice la Paz social y la seguridad jurídica, necesarios para restablecer la confianza : Pero por sobre todo, erradicar la CORRUPCION, antes que ésta acabe con el País.  Una revolución ética, abarca todos los demás ejes necesarios para el desarrollo con justicia y equidad.
¡¡Buen viento y buena mar…!!!
  
4 de enero de 2013

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