No soy experto en música; ni soy un melómano de afición, ni
siquiera un iniciado, aunque me gustaría serlo. Sólo disfruto de las bellas
melodías, desde las clásicas, hasta las modernas y populares de buena
factura.
Aprecio la música, pese
a mi “sordera” musical. Me deleitan: cierto
rock como el de los “Beatles” y los “Rolling Stone”; el Reggae de Bob Marley; el
punk; el Ska revolucionario del grupo español SKA-P, o del ecuatoriano “Rocola Bacalao”; el “Indie”, como el de “cadáver exquisito”,
la banda de Camilo, el tecladista y autor de algunos temas. También disfruto de
la nueva trova y la protesta; la poesía musicalizada de Arjona, Sabina; Serrat,
Alberto Cortez…Las baladas de Piero, Leonardo Fabio, Los Iracundos.
La música al igual que la poesía, la pintura y
todas las formas de arte, son manifestaciones de la sensibilidad humana
expresada en forma bella o que busca alcanzarla. Es la sublimación del
pensamiento y del sentimiento Me gustan
el teatro de Salón y también el callejero; la música sinfónica y la chichera
“corta venas”; En definitiva, no tengo
complejos que limiten gustos ni aficiones…
El arte, muchas
veces es el espejo de la realidad social; expresada en forma de protesta o como
manera de encararla. La música, es una de ellas, quizás, la más popular o
universal…
En esta oportunidad
me permito refrescarles, la letra del famoso tango argentino “Cambalache” compuesto en 1934 por Enrique
Santos Discépolo.
La canción, originalmente compuesta durante la
“Década Infame” la que denuncia en sus letras, pero que sigue siendo tan
actual, en la sociedad del siglo XXI, en el que seguimos “revolcaos” en el
merengue de la corrupción y hasta parecería que es lo mismo “ser derecho que
traidor, ignorante, sabio o choro, generoso o estafador”….
¡¡Ojajá!!, la Revolución ciudadana, PAREN este relajo y desorden; no dejemos
que un escándalo tape al otro y así interminablemente. A veces hasta parece que
hemos perdido la sensibilidad, la capacidad para sorprendernos o de manifestar nuestra santa indignación. Vivimos
bajo los efectos de “escapolamina” o de un sedante colectivo, o tal vez: presos
del miedo, la comodidad, el oportunismo o la indiferencia..
¡¡BASTA YA!! de considerar el
cohecho como un delito de doble vía, por el que se ampara los corruptos para
garantizar la impunidad. ¿Qué haces cuando un policía de tránsito te pone en la
disyuntiva de detenerte o detener tu vehículo o soltar unos dolaritos?. ¿Sabes el vía crucis, por el que hemos debido
atravesar quienes impugnamos un parte de contravenciones?.... Hay quienes te
complican la existencia para ofrecerte facilidades…El ciudadano de “a pie” no
tiene alternativas…Hay quienes delinquen con la espada que el Estado les da
para que te protejan… La ley es letra muerta, para que los “vivos” abusen…
Ya no es posible seguir solapando tanta
sinvergüencería, tanta hipocresía. Tantos CARA
DE TUCO, que se enriquecen del la noche a la mañana con los dineros
públicos o de la ventaja que les da el poder para extorsionar a sus congéneres.
Los diezmos, la extorsión, fraudes, el robo SIGUE campante. El propio
Vicepresidente de la República, ha
tenido que entregar a estos delincuentes infiltrados en su círculo.
Es
hora de PARAR LA
CORRUPCION al igual que el narcotráfico que corroe la
sociedad…Si no, allá en el “horno –infierno- nos vamos a encontrar”
Sin más palabras, les transcribo esta canción
para vuestra reflexión, que en la voz de Gardel suena a cielo;….
Que el mundo fue y
será
una porquería, ya
lo sé.
En el quinientos
seis
y en el dos mil,
también.
Que siempre ha
habido chorros,
maquiavelos y
estafaos,
contentos y
amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un
merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni
escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la
impostura
y otro roba en su
ambición,
da lo mismo que
sea cura,
colchonero, Rey de
Bastos,
caradura o
polizón.
¡Qué falta de
respeto,
qué atropello a la
razón!
Cualquiera es un
señor,
cualquiera es un
ladrón...
Mezclao con
Stravisky
va Don Bosco y La
Mignon,
Don Chicho y
Napoleón,
Carnera y San
Martín...
Igual que en la
vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la
vida,
y herida por un
sable sin remache
ves llorar la
Biblia
junto a un
calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el
Horno
nos vamo’ a encontrar...!
No pienses más;
sentate a un lao,
que ha nadie
importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que
cura,
o está fuera de la ley...
Espartaco
11/04/12)