GALLINAZO Y PALOMA
El contraste es evidente, y talvez grotesco. Ambas, son aves
y vuelan; ambas, tienen plumajes, una siempre negro u oscuro, la otra variado,
pero generalmente blanco; una simboliza la muerte porque vive de la carroña, la
otra, es mensajera de paz.
El mundo, pese a los avances tecnológicos y científicos, no
se resigna a vivir civilizadamente por lo tanto vivimos en constante guerra. La
violencia, rezago de nuestra animalidad, muchas veces se revela como condición
dominante. Es parte de nuestra cultura; violencia doméstica; violencia social;
violencia racial; violencia política; violencia religiosa, etc… También tiene
variadas manifestaciones: verbal; escrita; armada…
En el mundo, hay guerras por doquier, con distintos pretextos
y “justificaciones”; razones políticas o geopolíticas; religiosas; económicas;
étnicas, etc…Cada quien tiene su verdad… No la imponen con razones, sino con la
fuerza de las armas, sembrando muerte, frustración y destrucción; todo por
causa de la maldita VIOLENCIA, que
tiene como principal ingrediente: LA
INTOLERANCIA.…
Hace poco, recibimos dos noticias importantes: “una buena y
otra mala”, -como suele decirse-: La elección de un nuevo Papa, que para
variar, es un venerable, respetado y experimentado septuagenario del Tercer
Mundo; la otra, la amenaza de una guerra nuclear de un joven “treintañero” y
temperamental “líder” de una dinastía (Kim) para-monárquica, que domina Corea
del Norte desde 1948.
Mientras el uno siembra esperanzas y cambios en una Iglesia
golpeada por los humanos pecados; busca la conciliación con otros hermanos;
abandona la parafernalia y hasta los
rimbombantes adjetivos. El otro, se hace retratar como “mesías” en una barca o
dirigiendo a curtidos veteranos planificando la mortandad que anuncia.
La condición de máximo dirigente del Partido y el pensamiento
Único; de presidente de la Comisión de Defensa Nacional; y, de jefe de Estado, “líder
supremo”, “brillante Camarada”, “Luz del genio humanos”, “estrella del pueblo”,
“cumbre del pensamiento” y otros ridículos calificativos, que resaltan el
estado de esbirrismo y sumisión, atados al culto a la personalidad, no
justifica, que se quiere convertir en amo del universo ni en dueño de vidas inocentes
y ajenas.
Nuestra condena a la guerra, también involucra nuestro
rechazo a otros países que la auspician y que se pretenden convertirse en
árbitros mundiales. Nuestra solidaridad y nuestra permanente adhesión, a
quienes luchan y bregan por una paz sostenida en este planeta tierra.
El Socialismo no es muerte, aunque muchas veces se muere por
alcanzar el ideal. Es la más sublime expresión de fraternidad y felicidad
humana. No es una idea egoísta ni egocéntrica; es generosa y fecunda, reñida
con la egolatría.
Por la Paz del mundo.
Guayaquil, 10 de abril de 2013
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