domingo, 19 de enero de 2014

MANDELA Y MUJICA
Confieso, que hacer comparaciones y paralelismos, resulta incomodo y en ocasiones hasta inconveniente. No hacerlo, también revelaría una gran incapacidad para aceptar que ciertos arquetipos de la personalidad humana, no pueden reproducirse ni merecen emularse.
Por cierto, no nos referimos a Dioses ni semidioses insuperables y únicos; nos referimos a no muy comunes mortales, dotados de una condición especial en su personalidad, que los destacan de los demás. Son aquellos, que han ido forjando en la fragua de su alma noble, la espada de lucha refulgente de ideales.  
Son muchas las coincidencias que nos han motivado a construir este paralelo de vida ejemplar entre NELSON MANDELA (MADIBA) y JOSE (PEPE) MUJICA, líderes,  y no caudillos, de una lucha  revolucionaria permanente:
 Los dos provienen de regiones australes aunque de continentes distintos (África y América), pero en el mismo  hemisferio (sur). Ambos saborearon la pobreza material y marginación por causas raciales o económico-sociales.  Nacieron, con pequeñas diferencias de edad, en la primera mitad del siglo pasado. Abrazaron la lucha armada para combatir regímenes  que representaban la opresión, la injusticia y la supresión de las libertades; sin embargo, no alcanzaron la victoria por esta vía y debieron pagar con décadas de cárcel la “osadía” y temeridad de desafiar al poder y al sistema que los condenó como “TERRORISTAS”.  Vivieron el presente siglo. Los dos recibieron el encargo de sus respetivos pueblos para gobernarlos  en el otoño de su existencia.
A más de estas coincidencias, hay otras más profundas que funden en un solo puño, razón y corazón, la vida de “Madiba” y “Pepe” Mujica: Su tolerancia, con las creencias e  ideas ajenas; fueron incluyentes y no discriminatorios. No conocieron la venganza ni se sumergieron en la amargura del pasado que les correspondió vivir. Decía Pepe, cuando se tramitaba una ley para juzgar los crímenes de la dictadura militar, que  él “no gobernaba con retrovisor”; Mandela tuvo un gesto similar, “…e hizo del diálogo y el perdón su arma reconciliadora y unificadora..”.  Visión de Estadistas, fueron electos por mayorías pero gobernaron para la totalidad, sin egoísmo ni revancha, lucharon por la unificación en un “arcoíris de ideas y acciones”.    Magnanimidad, para llevar un gran ideal emancipador de su pueblo y convertirlo en realidad pese a todas las vicisitudes y dificultades, aún a riesgo de su propia vida, libertad. Interés o comodidad. Almas grandes y nobles para cristalizar sus ideales, alejados de la vanidad y de la soberbia, capaces de perdonar sin rencor ni reservas egoístas. 
Mi homenaje a estas dos almas gemelas, fraternizada en la lucha por ideales superiores y que debe constituirse en ejemplo vigoroso de nuestro pueblo por una sociedad democrática y libre en la que vivamos juntos y en armonía, lo cual es posible si seguimos las palabras de Mandela: “…Debemos ser amos de nuestro destino y capitanes de nuestra alma” . O como dijo Mujica: “Gobernar es también convencer, desmontar resistencias.”
Guayaquil, 15 de diciembre de 2013
Tito Palma Caicedo

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