MANDELA Y MUJICA
Confieso, que hacer comparaciones
y paralelismos, resulta incomodo y en ocasiones hasta inconveniente. No
hacerlo, también revelaría una gran incapacidad para aceptar que ciertos
arquetipos de la personalidad humana, no pueden reproducirse ni merecen emularse.
Por cierto, no nos referimos a
Dioses ni semidioses insuperables y únicos; nos referimos a no muy comunes mortales,
dotados de una condición especial en su personalidad, que los destacan de los
demás. Son aquellos, que han ido forjando en la fragua de su alma noble, la
espada de lucha refulgente de ideales.
Son muchas las coincidencias que
nos han motivado a construir este paralelo de vida ejemplar entre NELSON MANDELA (MADIBA) y JOSE (PEPE) MUJICA,
líderes, y no caudillos, de una
lucha revolucionaria permanente:
Los dos provienen de regiones australes aunque
de continentes distintos (África y América), pero en el mismo hemisferio (sur). Ambos saborearon la pobreza
material y marginación por causas raciales o económico-sociales. Nacieron, con pequeñas diferencias de edad,
en la primera mitad del siglo pasado. Abrazaron la lucha armada para combatir regímenes
que representaban la opresión, la
injusticia y la supresión de las libertades; sin embargo, no alcanzaron la
victoria por esta vía y debieron pagar con décadas de cárcel la “osadía” y
temeridad de desafiar al poder y al sistema que los condenó como “TERRORISTAS”. Vivieron el presente siglo. Los dos recibieron
el encargo de sus respetivos pueblos para gobernarlos en el otoño de su existencia.
A más de estas coincidencias, hay
otras más profundas que funden en un solo puño, razón y corazón, la vida de “Madiba” y “Pepe” Mujica: Su tolerancia,
con las creencias e ideas ajenas; fueron
incluyentes y no discriminatorios. No conocieron la venganza ni se sumergieron
en la amargura del pasado que les correspondió vivir. Decía Pepe, cuando se
tramitaba una ley para juzgar los crímenes de la dictadura militar, que él “no gobernaba con retrovisor”; Mandela tuvo
un gesto similar, “…e hizo del diálogo y el perdón su arma reconciliadora y
unificadora..”. Visión de Estadistas, fueron electos por mayorías pero gobernaron
para la totalidad, sin egoísmo ni revancha, lucharon por la unificación en un
“arcoíris de ideas y acciones”. Magnanimidad, para llevar un gran ideal
emancipador de su pueblo y convertirlo en realidad pese a todas las vicisitudes
y dificultades, aún a riesgo de su propia vida, libertad. Interés o comodidad. Almas grandes y nobles para cristalizar sus ideales, alejados de la vanidad y de
la soberbia, capaces de perdonar sin rencor ni reservas egoístas.
Mi homenaje a estas dos almas
gemelas, fraternizada en la lucha por ideales superiores y que debe
constituirse en ejemplo vigoroso de nuestro pueblo por una sociedad democrática
y libre en la que vivamos juntos y en armonía, lo cual es posible si seguimos
las palabras de Mandela: “…Debemos ser amos de nuestro destino y
capitanes de nuestra alma” . O como dijo Mujica: “Gobernar es también convencer, desmontar resistencias.”
Guayaquil, 15 de diciembre de
2013
Tito Palma Caicedo
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