CANNABIS Y OTRAS “YERBAS”
No hay duda, que pese a los
avances culturales y tecnológicos que ha alcanzado la humanidad en el último
cuarto del siglo pasado y en el presente, aún vivimos en una sociedad pacata, mojigata e hipócrita; con blindajes
mentales que nos impiden abrir nuestro entendimiento a nuevas realidades, lo
que nos convierte en sociedades violentas y en confrontación permanente.
La síntesis de la felicidad
humana, es el resultando de la contradicción dialéctica expresada en la lucha
por mayores libertades contra las restricciones ideológicas o fácticas de un sistema
anacrónico que se resiste a ceder, por miedo, complejo, prejuicios o incomprensión..
Uruguay, acaba de aprobar una ley
que regula el cultivo, tenencia y distribución de la marihuana, lo que ha
causado un revuelo y escándalo, tanto interno como externo, sin tomar en
cuenta, que desde hace algunos años algunos países del mundo e incluso en
algunos Estados de los Estados Unidos de América, el mayor mercado internacional
de estupefacientes y sicotrópicos, se han visto obligados a regular de hecho o
de derecho este fenómeno social.
¡¡Lo prohibido siempre tiene más adeptos que lo permitido!!; por
supuesto, resulta más caro para el que lo busca y lucrativo para quien-es lo
ofrece-n. El mercado subterráneo, fingido o “tapiñado”, tiende redes poderosas
del más amplio espectro: económico-financiero, político, judicial, policial,
etc., etc. Aún en países con el más estricto control, este “mercado negro”, como
se lo llama, se desarrolla como “comején” que emerge desde el subsuelo para carcomer
hasta las estructuras más sólidas de la superficie. En Cuba por ejemplo, es posible conseguir
cosas inimaginables y prohibidas, mientras el mercado legal te lo impide por controles
y restricciones.
El gran poder y las grandes
fortunas de la mafia, han tenido su fuente en “LO PROHIBIDO”, para muestra, algunos botones: Al Capone; “los
cárteles de la droga”; “los zares del tráfico de armas”; “los coyotes”, “los
chulos”, los “neo esclavistas” y otras especies perniciosas.
Algunos repiten casi en coro, que:
“¡¡ la guerra contra el narcotráfico
está perdida!!”. Exclamación nada agradable, por el contrario, derrotista y
desalentadora. Más bien deberíamos
proclamar, la también repetida frase: “¡¡la
única batalla que se pierde es la que se abandona!!”.
Consideramos una medida
inteligente, la adoptada por Uruguay, aunque su sensato y maduro presidente dice que es “un ensayo” que puede
tener vuelta “atrás”. Lo más torpe sería no intentarlo viendo que nos hundimos
en el pantano.
“Liberalismo.org expone 10
razones para la legalización:
·
La
legalización pondría fin a la parte exageradamente lucrativa del negocio del
narcotráfico.
·
La
legalización reduciría dramáticamente el precio de las drogas, al acabar con
los altísimos costos de producción e intermediación que implica la prohibición.
·
Legalizar
las drogas haría que la fabricación de dichas sustancias se encuentre dentro
del alcance de las regulaciones propias de un mercado legal.
·
El narcotráfico
ha extendido sus tentáculos en la vida política de los países.
·
Legalizar
las drogas acabaría con un foco importante de corrupción, la cual aumenta en
todos los niveles del gobierno debido a que una substancial cantidad de
policías, oficiales de aduana, jueces y toda clase de autoridades han sido
comprados, sobornados o extorsionados por narcotraficantes, creando un gran
ambiente de desconfianza por parte de la población hacia el sector público en
general.
·
Los
gobiernos dejarían de malgastar miles de millones de dólares en el combate de
las drogas, recursos que serían destinados a combatir a los verdaderos
criminales.
·
Con
la legalización se acaba el pretexto del Estado de socavar nuestras libertades
con el fin de llevar a cabo esta guerra contra las drogas.
·
Legalizar
las drogas desactivará la bomba de tiempo en la que se ha convertido
Latinoamérica, especialmente países como México, Centroamérica, Ecuador,
Bolivia y Colombia.
·
En
una sociedad en donde las drogas son legales, el número de víctimas inocentes
producto del consumo y la venta de estupefacientes se vería reducido
substancialmente.
·
La
legalización conducirá a que la sociedad aprenda a convivir con las drogas, tal
y como lo ha hecho con otras sustancias como el alcohol y el tabaco.”
Coincidimos parcialmente con estas
razones; no estamos por ejemplo de acuerdo, con el trema de la producción y
comercialización que a mi juicio deben continuar sus restricciones y
penalización, ya que no debe ser lícito ni moral o ético, que se lucre del
vicio ni de las adicciones perversas que envilecen a las personas y corrompen a
las sociedades.
Debe abordarse el consumo, como un “tema de salud pública, que proyecte
políticas de prevención, control, rehabilitación y reinserción” de la persona
que padece de esta patología, como lo sostiene mi amigo el Dr. Antonio Martínez
González (ver El Universo, 13 de junio de 2013).
La “legalización a la ecuatoriana”, debe partir de un diagnóstico de la
producción y consumo de estupefacientes en el Ecuador. Un empadronamiento de
los consumidores, que nos permita ir a una clasificación sobre: niveles de
adicción; substancias consumidas, volumen y frecuencias; condición
socio-económica, etaria, género, origen
étnico, etc.
El Estado puede asumir la distribución controlada de estupefacientes, a
través de entidades especializadas. La
provisión de este recurso o material, se lo obtendría de la incautación de los alijos de droga a los narcotraficantes,
en lugar de quemar la misma, o almacenarla con grave riesgo.
Los adictos registrados, tendrían acceso gratuito a la droga correspondiente en la dosis y
frecuencia que los especialistas recomienden, al mismo tiempo que se inician
tratamientos terapéuticos tendentes a su rehabilitación posible.
La obtención gratuita y controlada de estupefacientes y sicotrópicos para
la población adicta, provocaría una caída drástica del comercio ilícito de los
mismos; reduciría la criminalidad provocada por la necesidad de obtener recursos
para adquirir la droga; y, el Estado estaría en condición de intervenir sobre
un segmento social con problema, protegiendo al resto de la población que ha
venido sufriendo sus consecuencias..
ACLARACIÓN NECESARIA: ¡¡YO
NO FUMO!!
Guayaquil, 21 de diciembre de 2013.
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