¡¡BUEN VIENTO Y BUENA
MAR!!
Con suave y agradable “chuchaque” secuencia de las
celebraciones de “reposesión” de nuestros mandatarios, iniciamos un nuevo
período, mas bien, continuidad del iniciado hace seis años.
Desconocer los significativos avances modernizadores y logros
obtenidos por esta revolución, sería una demostración de negatividad, egoísmo,
ceguera y hasta de amargura.
El Ecuador ha cambiado, y mucho. Del desorden y el relajo que
vivíamos en el pasado inmediato, hemos logrado un viraje inusitado; no sólo en
la forma de hacer política, sino en su concepción y contenidos.
La primera etapa marcó la pauta y determinó el rumbo de esta
revolución. Mensajes e indicadores claros, daban cuenta de un CAMBIO DE EPOCA y no de una simple e
insustancial EPOCA DE CAMBIOS.
Había que desmontar la vieja y carcomida institucionalidad
neoliberal, pese a la ausencia de un legislativo fuerte que apoyara esta
reforma.
No olvidemos, que el gobierno de Rafael Correa, se inició con
la negativa de postular legisladores por considerar a esta función como desprestigiada
y corrupta, que a manera de un “circo romano”, en lugar de gladiadores
enfrentaba en sangriento combate a bestias salvajes, ávidas de reparto de poder
y del dinero.
La creatividad, sumada a la credibilidad en tesis y personas,
encarnada en un líder joven e impetuoso como Rafael, sacudió la conciencia
nacional, despertando la esperanza tejida entre sueños y telarañas.
La eliminación de la Tercerización laboral; la inclusión
progresiva de personas con discapacidades en las empresas; la revaloración del
trabajo doméstico y otras categorías laborales subvaloradas; la eliminación
progresiva del trabajo infantil, sobre todo en basurales y otras actividades
peligrosas; el diálogo tripartito permanente; la reactivación de las comisiones
sectoriales de salarios; el reparto de utilidades de las empresas usuarias, que
evadían este beneficio a través de la tercerización laboral, fueron entre otros
los logros importantes, que marcaron el carácter social de este proyecto político
bautizado como la REVOLUCION CIUDADANA.
Posteriormente vendrían otros cambios positivos e importantes
en materia de salud, educación, vialidad, etc.
La nueva constitución del 2008 proclamada en Montecristi, marcaría
un nuevo hito en la historia ecuatoriana y latinoamericana, revelándose como
una de las constituciones más modernas enmarcadas en una ideología liberalizante
y garantista, que supera al constitucionalismo social, de inicios del siglo
pasado, pasando del Estado de Derecho, al Estado de DERECHOS Y JUSTICIA.
Muchas tareas y compromisos quedan pendientes. No es un
proceso exento de problemas, y errores,
que lejos de negarlos, nos deben obligar a rectificarlos y superarlos.
Una revolución, cuando es verdadera, solo tiene la misión sumar
voluntades, y tomar decisiones para encontrar la autentica liberación económica
y social de nuestro pueblo, aunque para ello, tenga que rectificar rumbos y
recomponer verdades, alejándonos de los dogmas, noveleros adefesios y
necedades.
Seguiremos todavía navegando bajo la tormenta de un pasado y,
sobre aguas turbulentas que representan los poderes fácticos y plutocráticos,
acostumbrados a dominarnos.
Los enemigos del progreso no han desaparecido; sólo se
encuentran agazapados, a la caza de nuestros errores. Por eso, hay que ser
extremadamente prudentes y tolerantes, para sumar voluntades y multiplicar
felicidades, único dique contra tanta inequidad y abuso.
Se aproximan buenos tiempos y en el horizonte ya se dibuja un
claro y radiante amanecer.
La crítica y autocritica permanente, debe ser el mejor aliado
de este Gobierno, que no debe ver como enemigos a quienes no lo son; ni como
amigos y aliados, a quienes tampoco lo son.
¡¡Adelante Revolución!!.¡¡Adelante Rafael!!
¡¡Buen viento y Buena Mar!!
¡¡Hasta la Victoria Siempre!!
Gquil, 25 de mayo de 2013.
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