domingo, 19 de enero de 2014

¡¡BUEN VIENTO Y BUENA MAR!!
Con suave y agradable “chuchaque” secuencia de las celebraciones de “reposesión” de nuestros mandatarios, iniciamos un nuevo período, mas bien, continuidad del iniciado hace seis años.
Desconocer los significativos avances modernizadores y logros obtenidos por esta revolución, sería una demostración de negatividad, egoísmo, ceguera y hasta de amargura.
El Ecuador ha cambiado, y mucho. Del desorden y el relajo que vivíamos en el pasado inmediato, hemos logrado un viraje inusitado; no sólo en la forma de hacer política, sino en su concepción y contenidos.
La primera etapa marcó la pauta y determinó el rumbo de esta revolución. Mensajes e indicadores claros, daban cuenta de un CAMBIO DE EPOCA y no de una simple e insustancial EPOCA DE CAMBIOS.
Había que desmontar la vieja y carcomida institucionalidad neoliberal, pese a la ausencia de un legislativo fuerte que apoyara esta reforma.
No olvidemos, que el gobierno de Rafael Correa, se inició con la negativa de postular legisladores por considerar a esta función como desprestigiada y corrupta, que a manera de un “circo romano”, en lugar de gladiadores enfrentaba en sangriento combate a bestias salvajes, ávidas de reparto de poder y del dinero.
La creatividad, sumada a la credibilidad en tesis y personas, encarnada en un líder joven e impetuoso como Rafael, sacudió la conciencia nacional, despertando la esperanza tejida entre sueños y telarañas.
La eliminación de la Tercerización laboral; la inclusión progresiva de personas con discapacidades en las empresas; la revaloración del trabajo doméstico y otras categorías laborales subvaloradas; la eliminación progresiva del trabajo infantil, sobre todo en basurales y otras actividades peligrosas; el diálogo tripartito permanente; la reactivación de las comisiones sectoriales de salarios; el reparto de utilidades de las empresas usuarias, que evadían este beneficio a través de la tercerización laboral, fueron entre otros los logros importantes, que marcaron el carácter social de este proyecto político bautizado como la REVOLUCION CIUDADANA.
Posteriormente vendrían otros cambios positivos e importantes en materia de salud, educación, vialidad, etc.
La nueva constitución del 2008 proclamada en Montecristi, marcaría un nuevo hito en la historia ecuatoriana y latinoamericana, revelándose como una de las constituciones más modernas enmarcadas en una ideología liberalizante y garantista, que supera al constitucionalismo social, de inicios del siglo pasado, pasando del Estado de Derecho, al Estado de DERECHOS Y JUSTICIA.
Muchas tareas y compromisos quedan pendientes. No es un proceso exento de problemas,  y errores, que lejos de negarlos, nos deben obligar a rectificarlos y superarlos.
Una revolución, cuando es verdadera, solo tiene la misión sumar voluntades, y tomar decisiones para encontrar la autentica liberación económica y social de nuestro pueblo, aunque para ello, tenga que rectificar rumbos y recomponer verdades, alejándonos de los dogmas, noveleros adefesios y necedades.
Seguiremos todavía navegando bajo la tormenta de un pasado y, sobre aguas turbulentas que representan los poderes fácticos y plutocráticos, acostumbrados a dominarnos.
Los enemigos del progreso no han desaparecido; sólo se encuentran agazapados, a la caza de nuestros errores. Por eso, hay que ser extremadamente prudentes y tolerantes, para sumar voluntades y multiplicar felicidades, único dique contra tanta inequidad y abuso.
Se aproximan buenos tiempos y en el horizonte ya se dibuja un claro y radiante amanecer.
La crítica y autocritica permanente, debe ser el mejor aliado de este Gobierno, que no debe ver como enemigos a quienes no lo son; ni como amigos y aliados, a quienes tampoco lo son.
¡¡Adelante Revolución!!.¡¡Adelante Rafael!!
¡¡Buen viento y Buena Mar!!
¡¡Hasta la Victoria Siempre!!

Gquil, 25 de mayo de 2013.

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