lunes, 24 de diciembre de 2012

CAMBALACHE



No soy  experto en música; ni soy un melómano de afición, ni siquiera un iniciado, aunque me gustaría serlo. Sólo disfruto de las bellas melodías, desde las clásicas, hasta las modernas y populares de buena factura. 
Aprecio la música, pese a mi “sordera” musical.  Me deleitan: cierto rock como el de los “Beatles” y los “Rolling Stone”; el Reggae de Bob Marley; el punk; el Ska revolucionario del grupo español SKA-P,  o del ecuatoriano  “Rocola Bacalao”; el  “Indie”, como el de “cadáver exquisito”, la banda de Camilo, el tecladista y autor de algunos temas. También disfruto de la nueva trova y la protesta; la poesía musicalizada de Arjona, Sabina; Serrat, Alberto Cortez…Las baladas de Piero, Leonardo Fabio, Los Iracundos.
 La música al igual que la poesía, la pintura y todas las formas de arte, son manifestaciones de la sensibilidad humana expresada en forma bella o que busca alcanzarla. Es la sublimación del pensamiento y del sentimiento  Me gustan el teatro de Salón y también el callejero; la música sinfónica y la chichera “corta venas”;  En definitiva, no tengo complejos que limiten gustos ni aficiones…
El arte, muchas veces es el espejo de la realidad social; expresada en forma de protesta o como manera de encararla. La música, es una de ellas, quizás, la más popular o universal…
En esta oportunidad me permito refrescarles, la letra del famoso tango argentino “Cambalache” compuesto en 1934 por Enrique Santos Discépolo.
La canción, originalmente compuesta durante la “Década Infame” la que denuncia en sus letras, pero que sigue siendo tan actual, en la sociedad del siglo XXI, en el que seguimos “revolcaos” en el merengue de la corrupción y hasta parecería que es lo mismo “ser derecho que traidor, ignorante, sabio o choro, generoso o estafador”….
¡¡Ojajá!!, la Revolución ciudadana, PAREN este relajo y desorden; no dejemos que un escándalo tape al otro y así interminablemente. A veces hasta parece que hemos perdido la sensibilidad, la capacidad para sorprendernos o  de manifestar nuestra santa indignación. Vivimos bajo los efectos de “escapolamina” o de un sedante colectivo, o tal vez: presos del miedo, la comodidad, el oportunismo o la indiferencia..
 ¡¡BASTA YA!!  de considerar el cohecho como un delito de doble vía, por el que se ampara los corruptos para garantizar la impunidad. ¿Qué haces cuando un policía de tránsito te pone en la disyuntiva de detenerte o detener tu vehículo o soltar unos dolaritos?.  ¿Sabes el vía crucis, por el que hemos debido atravesar quienes impugnamos un parte de contravenciones?.... Hay quienes te complican la existencia para ofrecerte facilidades…El ciudadano de “a pie” no tiene alternativas…Hay quienes delinquen con la espada que el Estado les da para que te protejan… La ley es letra muerta, para que los “vivos” abusen…
Ya no es posible seguir solapando tanta sinvergüencería, tanta hipocresía. Tantos CARA DE TUCO, que se enriquecen del la noche a la mañana con los dineros públicos o de la ventaja que les da el poder para extorsionar a sus congéneres. Los diezmos, la extorsión, fraudes, el robo SIGUE campante. El propio Vicepresidente de la República,   ha tenido que entregar a estos delincuentes infiltrados en su círculo.
 Es hora de PARAR   LA CORRUPCION  al igual que el narcotráfico que corroe la sociedad…Si no, allá en el “horno –infierno- nos vamos a encontrar”
Sin más palabras, les transcribo esta canción para vuestra reflexión, que en la voz de Gardel suena a cielo;….
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravisky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’ a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...

Espartaco 11/04/12)

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